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con el fallecimiento de enric valor desaparece el último representante de una generación de posguerra comprometida en la defensa y difusión de lo que él mismo denominó "la bella llengua catalana". Una generación, integrada también por el ensayista Joan Fuster y el poeta Vicent Andrés Estellés, que logró despertar conciencias también en el terreno político, y que provocó un amplio debate sobre la identidad y la cultura de los valencianos. En el caso de Valor, su mayor mérito está en haber contribuido con sus entrañables obras, principalmente las famosas "Rondalles valencianes", a la enseñanza del valenciano en escuelas e institutos. Son decenas de miles los jóvenes que se han iniciado, que han aprendido el valenciano, que han descubierto la riqueza de su lengua, a través de sus textos. Destaca también su dedicada e incansable labor como gramático y lexicográfico, en la misma línea que otros grandes lingüistas valencianos como Carles Salvador, Sanchis Guarner o Josep Giner.
Tenía el reconocimiento de todo el mundo académico catalán. Sin embargo, sufrió hasta el último de sus días, al igual que sus compañeros de generación, una irracional incomprensión por parte de los sectores más conservadores del País Valenciano. Incluso el actual Gobierno valenciano, gobernado por el PP, se ha negado a permitir que el instituto de secundaria de Castalla, la ciudad natal del escritor, llevara su nombre. Ahora, por fin, descansa en paz.
SALVADOR ENGUIX
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